Introducción:Llamamos dieta mediterránea a algunos patrones dietéticos idealizados de los países mediterráneos, especialmente España, sur de Francia, Italia, Grecia y Malta. En junio de 2007, el Gobierno español propuso la candidatura de la alimentación mediterránea para su inclusión en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. Las características principales de este tipo de alimentación serían un alto consumo de productos vegetales, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y cereales (el trigo sería el alimento base), el consumo de aceite de oliva como grasa principal, un mayor consumo de aves y pescado que de carnes rojas y el consumo regular de vino en cantidades moderadas. La práctica regular de actividad física y la costumbre de dormir una siesta también deberían estar incluidas.
En la actualidad se considera que la dieta mediterránea se fundamenta en tres pilares ancestrales: el pan (o la harina de trigo), el aceite, y el vino. De hecho estos tres elementos han influenciado notablemente la cultura occidental, baste recordar el significado del pan y del vino en el cristianismo. Las propiedades saludables que se le atribuyen a la dieta mediterránea se basan en el hecho de que aun cuando en algunos países mediterráneos se consume más grasa que en otros lugares, por ejemplo en México o los Estados Unidos, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es mucho menor. Las causas parecen ser el mayor consumo de productos ricos en ácidos grasos monoinsaturados, por ejemplo, en el aceite de oliva. También se atribuye al consumo de pescado, en especial el llamado pescado azul, rico en ácidos grasos omega-3 y, finalmente, al consumo moderado de vino. La dieta mediterránea también está asociada a un menor riesgo de deterioro cognitivo leve durante el envejecimiento y en la etapa de transición entre la demencia o deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer, según el artículo Mediterranean Diet and Mild Cognitive Impairmentpublicado en la revista Archives of Neurology en febrero de 2009.
La cocina tradicional española responde perfectamente a las características de la llamada dieta mediterránea, aunque en los últimos tiempos se han ido cambiando las costumbres en algunos sectores de la población, influidos por la publicidad y los medios de comunicación. Además, hay muchas causas para explicar la dieta mediterránea que es mejor:
Se ha producido una homogeneización de los hábitos alimenticios, perdiéndose las características propias de cada región; eso se nota fundamentalmente en las grandes ciudades y entre los jóvenes (hamburguesas, salchichas, patatas fritas y bebidas refrescantes son los elementos base de su alimentación).
Como la mujer ha sido tradicionalmente la que prepara la comida y esta mujer se ha ido incorporando al mundo laboral, se ha tendido al consumo de productos preparados, muchas veces ricos en grasas.
Se ha creado una industria específica destinada a los niños con productos de bollería, charcutería y fritos, sobre todo, ricos en grasas, muy calóricos y pobres en vitaminas y minerales; los niños cada vez son mas perezosos para masticar y, además, desprecian productos que tienen sabor diferente, como las verduras.